...a través de Bertha Dudde - 07.07.1956
BD 6589 Maestros competentes … Predicadores muertos …

Una cognición clara y evaluación del conocimiento espiritual facilitarán enormemente vuestro trabajo a vosotros que deseéis trabajar para Mí, pues debéis siempre estar preparados para escuchar contra-objeciones o responder preguntas, y solo una respuesta convincente disipará las dudas que impiden que vuestros semejantes acepten lo que les ofrecéis. No todos pueden poseer la misma cognición a menos que hayan logrado el mismo grado de madurez espiritual. Pero si un ser humano desea enseñar, si desea convencer a sus semejantes, primero tiene que ser conocedor y poseer la capacidad de discernimiento para poder presentar su conocimiento de forma convincente … Y, por lo tanto, tiene que haber recibido el conocimiento de Mí Mismo, es decir, como resultado de su voluntad y una determinada madurez de alma …

Por lo tanto, no todos son aptos para un puesto docente que implique conocimiento espiritual. Y esta idoneidad nunca se puede lograr mediante el estudio, mediante la adquisición intelectual de conocimiento que probablemente se refiere a áreas espirituales, pero que aún no puede llamarse “conocimiento espiritual”, porque para su obtención se requiere otros prerrequisitos. Pero quiero que los seres humanos sean instruidos y, por lo tanto, tengo que formar maestros que impartan conocimiento espiritual a sus semejantes de tal manera que sea efectivo, es decir, que provoque su transformación … para que comprendan lo que es importante y se esfuerzan por vivir a la altura de Mis exigencias.

Lo que no se les presenta de forma comprensible, tampoco lo seguirán profundizando y lo que sólo se les presenta de forma esquemática, nuevamente sólo se cumple esquemáticamente y no tendrá ningún efecto en el alma … no basta con que a los humanos se les instruye sólo el conocimiento vacío de las doctrinas dogmáticas de la creencias, y tampoco basta con que conozcan el camino de vida del hombre Jesús y su destino terrenal … Solo la explicación veraz de lo que se requiere creer … solo la presentación correcta de la misión de Jesús, la causa y el propósito de Su Obra redentora, impulsará al ser humano a vivir su estilo de vida en consecuencia …

Y esta presentación y explicación veraz sólo puede seros ofrecida por un maestro cualificado, alguien que haya sido introducido a ese conocimiento por Mí Mismo y que también cumplió con los requisitos para comprenderlo y evaluarlo … y también para representarlo con convicción. Sólo entonces será posible refutar toda objeción, pues entonces no es un conocimiento muerto, sino un conocimiento lleno de vida, que nunca se puede adquirir solo mediante el estudio.

Pero los seres humanos deben ser despertados de su estado de muerte a la vida; deben ser llevados de un estado de oscuridad, ignorancia, a un estado de luz brillante, para que puedan ver todo con claridad y vivir conforme a este en la Tierra. Por lo tanto, se les debe ofrecer el conocimiento verdadero, y de tal manera que estén dispuestos a aceptarlo, porque un predicador convencido del Evangelio también hablará poderosamente, porque su convicción le permite hablar vívidamente y, por lo tanto, no deja de impresionar, mientras que los predicadores muertos fracasan, a pesar del mayor conocimiento intelectual adquirido …

Estos no son los maestros adecuados que necesito para impartir conocimiento espiritual a los seres humanos … Ellos mismo siguen siendo muertos y primero deben resucitar a la vida antes de poder despertar a otros a la vida. Siempre se usarán de palabras eruditas, carentes de poder persuasivo, a menos que están tan absortos en sí mismos que se consideren a sí mismos y a sus mentes infalibles y extraigan de ello su poder persuasivo. Pero estos sólo lograrán que no se les contradiga; nunca podrán encender una fe viva: Ni encenderán una luz, porque ellos mismos aún no lo han encendido en sí mismos … Ciertamente tienen conocimiento, pero ninguna cognición … Y así, no son aptos para un puesto de enseñanza mediante el cual los seres humanos puedan cobrar vida …

Amén